Si un
día hacemos el ejercicio de escribir una lista de miedos, veremos que algunos
temores no nos pertenecen porque son miedos heredados de nuestro árbol
genealógico. ¿Nuestra coreografía de vida obedece a la música que emana de
nuestro interior, o por el contrario bailamos al son que nos tocan, aunque nos
estemos asfixiando?
*
Una reflexión parecida
debió hacer Geraldine Zambrano cuando escribió:
No me da miedo quedarme
sin casa y tener que resolver la vida bajo los techos de los que estén
dispuestos a ayudarme a exitir plenamente con mi familia, ni ser nómada de
pueblo en pueblo predicando las filosofías de culturas que he conocido por
resistirme al estancamiento de un sistema apunto de colapsar.
No me da miedo quedarme
en casa por andar sin dinero, no poder entrar en la cadena de esos llamativos
productos que ofrecen la mejor alimentación en lindos y coloridos paquetes,
para cambiarlos por la comida que ha brotado de la tierra que cultivamos.
No me da miedo que me
señalen como la oveja negra del rebaño que anda por la vida descarrilada sin
horizonte, rebelde si causa que no hace mas que resistirse a a las enseñanzas
dentro orden social en le han impuesto crecer.
No me da miedo que mis
hijos estén desnutridos porque solo les dí teta y no leche de vaca, que no
tienen defensas porque no consumen proteína animal y no llegarán a viejos con
un régimen vegeteariano.
No me da miedo que mis
hijos no vayan a la escuela asociada al mismo sistema que resisto, ni que me
juzguen por querer que aprendan desde la alegría de vivir en armonía con la
naturaleza como hijos de la misma tierra que a todos nos ha parido.
No me da miedo quedarme
sin 15 y último y perder el chance de esclavizarme en una oficina para poder
gastar el poco dinero, que otros piensan que merezco, en el centro comercial
mas cercano.
Me da miedo que se haga
más grande el tiempo que paso lejos de mi familia, dejar pasar la sonrisa de mi
hija por “cumplir horarios”, no tener suficiente tiempo para amarla, porque
para poder amarla como quiero, necesito una dimensión donde no exista el reloj.
Me da miedo despertar en
una prisión de concreto, sin poder ver mas allá de la angustia personal que se
siente cuando la meta a alcanzar es algo material.
Me da miedo callar las
dolencias de mi alma por temor a lo que piensen los demás, me da miedo
conformarme a la costumbre de ser ser pisoteada por aquellos que se atreven a
juzgar el plan cósmico de la belleza de la simplicidad de vivir sin nada.
Me da miedo ver caer a
mis compañeros de lucha cada día, arrastrados por la corriente y sugestionados
por las masas.
Me da miedo que me digas
que no crees en la vida misma, tú que eres mi reflejo, hombre pensante, no
desperdicies la oportunidad que el universo te ha dado de existir…
Geraldine Zambrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario